Cadíz a 4 de Junio de 2010
Nuestro Sr. Presidente, sigue pormenorizadamente todos los principios de la Dictadura Fascista más opresora: 1. Coacciona intelectualmente a la población con una declaración rimbombante y la promesa de un futuro idílico, al tiempo que se acerca todo lo posible a las más altas esferas del poder económico. 2. Selecciona a unos supuestos culpables y los criminaliza poniendo a la población en contra de éstos. 3. Pervierte a la Justicia y las más altas instituciones en beneficio de su gobierno.
Efectivamente, estoy de acuerdo en la reducción del gasto superfluo, es decir en la introducción de austeridad en el gasto. Como norma general, esta medida, es necesaria en el ámbito doméstico medio, en las empresas de cualquier nivel y como no, lo es también en los estados. Sin embargo, siempre suele haber corrientes de opinión contraria, que en la mayoría de los casos provienen de quienes no saben lo que cuesta un café, pongo por caso y que suelen ser rebatidas por la realidad.
El hostigador, el terrorista, amenaza, viola y ataca constantemente a su víctima. La cronicidad del hecho lo convierte en parte del paisaje, en parte de las circunstancias normales y tolerables por los ajenos. Con el tiempo, el homicida, perfecciona su estrategia, estudia las circunstancias y prepara la trampa con la que poder criminalizar a su víctima ante una opinión pública condicional. El terrorista nace, éste es el hecho. Es una condición como lo es la de violador o de asesino.
Un saludo, J.M Mora
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