domingo, 6 de junio de 2010

Destino de caballero

Cádiz a 6 de Junio de 2010

Cuando el Presidente dijo, hace unos días en el Senado, que el Partido Popular perderá las próximas elecciones; volvió a mentir sobre sus propios pensamientos, que son aleatorios y desorejados. A él, le importan un pimiento las próximas elecciones y se dirige hacia su final político de la misma forma que se ha conducido hasta ahora. En lo sucesivo, su evolución será nula; se limitará a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: confundir, disparatar, destruir y beneficiarse, ése es su destino.

Es, la táctica que suele seguir el tipo de sujeto con el perfil psicológico que en esencia constituye y se manifiesta en toda la actuación pública del Presidente. Ahora bien: dada su condición usurpadora, la implantación de las nuevas tecnologías en el hemiciclo y el hastío parlamentario; sus “pensamientos” pueden sufrir, como han sufrido hasta el momento modulaciones de etiología externa. Es como jugar con una caja de bombas. En tal caso su reacción puede ser impredecible y devastadora.

Me pregunto, Sr. Presidente si es usted partidario de la opinión de que el renombrado Club posee el poder de gobernar el mundo. De cambiar presidentes, de cambiar políticas, de destruir estados, de generar confusión y esclavos, de dominar y someter a la población. No sé si usted cree que esto es el súmmum de la creación, o sólo una reunión de horteras con monedero. No sé que piensa usted al respecto y en realidad no sé si se debe considerar al abstracto que fluye por su testa.

El Sr. Presidente, a estas alturas, sabe que su terminación es inminente. En el tiempo que le queda, podría optar por pasar a la historia dejando una clara huella de su inmensa soberbia, de su memez y de su perversión. Lo improvisado, lo anárquico, lo impredecible de sus tácticas, lo aleatorio, nos dibuja un futuro incierto, y sin duda peor. Conozco el temible rugido de éste descerebrado con maquillado aspecto de inocencia, y no presagia nada bueno. Su condena es el ejército económico.

Un saludo, J. M. Mora

No hay comentarios:

Publicar un comentario