Cádiz a 21 de octubre de 2010
En la administración española se puede adquirir, pasado un tiempo, el grado de hombre invisible. Se trata de una cualidad que se alcanza tras un largo período de estancia en el puesto de trabajo. Llega un momento en que el funcionario en cuestión comienza a darse cuenta de que la labor que desarrolla en la oficina o chiringuito oficial bien podría hacerla desde su casa o desde la playa. La ventaja es poder incidir reiteradamente sobre su cápsula gonadal con las falanges ungüeales a discreción.
En otro orden de cosas, lo que la garrapata no puede pretender es darse la vuelta y querer transportar al perro, eso es físicamente inviable como lo es que un socialista cree un puesto de trabajo. El socialista por definición semeja un parásito braquicéfalo que vive a costa de las personas honestas y trabajadoras planteando una permanente queja cuyo argumento puede oscilar desde la humedad de la caverna, hasta la cúpula de la ONU , pasando por los factores interplanetarios, y la problemática reaccionaria.
Un saludo, J. M. Mora
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