Cádiz a 14 de octubre de 2010
En cuanto a la honorabilidad de los ciudadanos que se dedican a la política de forma profesional y siendo democráticamente electos; gozan por lo que me concierne de un respeto, en su inmensa mayoría, equiparable al de un profesional de la salud. Es decir, para mí es tan honorable un médico como un diputado. No obstante, no hay dudas de que entre los unos y los otros es posible encontrar disidentes del honor.
El Sr. Exministro Pimentel manifestó ayer en el programa de TVE1 59 segundos, que según su criterio, el presidente del gobierno intentará prolongar su gobierno entre nosotros, a los efectos de lavar su imagen, para no pasar a la historia como el peor de los gobernantes que ha dado nuestro actual período democrático.
Lo que no resulta tan fácil de lavar es el permanente estado de confrontación retrógrada a la que nos somete insistentemente este gobierno y que adopta como doctrina prioritaria y exclusiva. El resto consiste en dilapidar capital, corromper los pilares del estado, generar desempleo y depresión, y esperar que impongan actuaciones de gobierno desde el exterior.
¿Desde cuando se considera que un grupo de personas proclamando “Zapatero dimisión” y sujetando unas banderitas españolas son derecha, extrema derecha, derecha moderada, derecha manca o derecha cavernaria? ¿Alguien ha preguntado a estas personas sobre su ideología política? Resulta cuando menos sospechoso que en los pródromos de la pasada huelga general se pudiese oír estos mismos cánticos de gloria, y no precisamente por personas que puedan ser sospechosas de tendencia a la derecha.
Rápidamente, el sentido del cántico, desapareció ahogado en la ignominia. Fue sustituido por otros mucho menos armónicos como: “¡contra la reforma laboral, para que el gobierno de un giro a su política en materia de empleo y procure que se adecue más a lo que los trabajadores deseamos…!”; a lo que como se comprenderá resulta muy difícil relacionar una melodía que asiente de forma rítmica en el grupo huelguista.
El pasado martes, el telediario de la sexta inicia su noticiario con la siguiente frase al hilo de las manifestaciones a favor de la dimisión del presidente durante la fiesta nacional: “la derecha cavernaria…”, sin más. Pero vamos a ver, usted señor guionista, no puede decir por ejemplo: Un grupo de personas se manifiesta a favor de la dimisión del presidente, durante el minuto de silencio destinado a los caídos por la patria, parece ser que el gobierno a acordado tomar medidas en materia de educación para evitar que estos incidentes se puedan repetir en el futuro.
No, usted tiene que empezar diciendo: “la derecha cavernaria…”, ¿pero que derecha cavernaria ni que ocho cuartos?, se referirá usted al progenitor de sexo masculino de algún miembro del gobierno, supongo. En fin, no es mi intención resultar ofensivo, no se me malinterprete, tal vez es esa la forma que tienen de hablar entre ustedes, quiero decir, que no se refería usted a la derecha en general sino que es un tratamiento que se dan ustedes de tú a tú. Vamos que el adjetivo cavernario es el matiz diferenciador para saber que se refieren a ustedes mismos y a sus progenitores, no lo sé, sinceramente. Por favor ruego una clarificación porque no entiendo lo de cavernario cuando a la derecha lo que le gusta es una buena cueva, que no es exactamente lo mismo.
Después de “la derecha cavernaria”, hay que oír al Sr. Blanco diciendo no se qué de la derechona, y todos en el mismo sentido. Mi pregunta es la siguiente: ¿tienen ustedes consciencia de que lo que están haciendo es un delito de coacción a través de una maniobra de vejación continuada contra un amplio sector de la población, que además incita a la proliferación de acciones terroristas entre los ciudadanos? Es evidente que la pregunta es retórica.
Un saludo, J. M. Mora
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