Cádiz a 4 de diciembre de 2010
La mayor cortina de humo lanzada por el gobierno hasta el momento y a la que se piensa agarrar, como es costumbre en la garrapata, en su deriva hacia el abismo.
Respaldado en la ideología marxista, en lo relativo a la lucha de clases, del mismo modo que plantea debates que no están en la sociedad, el gobierno se mete con los controladores aéreos. Forma parte de la política de cortinas de humo que este ejecutivo no ha dejado de llevar a cabo desde el primer momento y que está destinada a ocultar sus obscuros intereses. Finalmente, irritado por las múltiples presiones y percibido de su incapacidad de gobierno nos conduce al borde de un estado de alarma.
¿Aumentará esta situación la credibilidad de los mercados internacionales sobre nuestro país? ¿Es una maniobra más del gobierno de la nación destinada a la destrucción del estado de derecho en beneficio propio? ¿Conviene en estos momentos un estado de alarma, dada la situación de crisis económica que existe en nuestro país? ¿Cómo será vista la situación de nuestro país desde el exterior? ¿Padece el ejecutivo algún tipo de patología psíquica de afectación grupal?
La melonada consiste en que a nadie le importa lo que cobra un controlador, salvo a Marx. Sería razonable que se metiese con lo que cobra un alto ejecutivo de una corporación bancaria o con los triples sueldos de muchos políticos y luego con los controladores; pero así por las buenas ir contra los controladores es de melones. La verdadera cualidad perversa del “presidente” del gobierno, conocido como fiambre, cadáver, bambi, mamarracho, farsante o fanfarrón permanece oculta.
El verdadero terror se esconde bajo el consumo de psicofármacos, bajo años de vagancia adherido al pezón nacional cual mamón (RAE, 1. Que todavía está mamando. 2. Que mama mucho, o más tiempo del regular.) Se trata de la mejor cortina de humo que ha lanzado hasta el momento el gobierno, quizá la más densa. No es más que el resultado de la mamarrachada del comportamiento psicopatológico del perturbado mental que no tiene ni idea de política ni de liderazgo ni de nada.
Un saludo, J. M. mora
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