Cádiz a 1 de septiembre de 2010
Gonzalo Suárez Morilla, es por ejemplo uno de los agraciados con la magnífica subvención de 40.000 € por parte del ICAA. Un señor de unos 76 años, autor según su ficha en Wikipedia de unos 22 largometrajes entre los que se encuentran actores como Maribel Verdú, Antonio Resines, José Sacristán, Carmen Sevilla, Ana Belén, Amparo Larrañaga, Ernesto Alterio… y un largo etcétera.
Si se realiza una encuesta a la población general que tributa, preguntando si alguien conoce a Gonzalo Suárez Morilla, la probabilidad de obtener positivos sería muy reducida, salvo que se realizase la encuesta en casa del propio autor. Del mismo modo si la encuesta se realizase sobre títulos de sus películas como por ejemplo: “Mi nombre es sombra” o “El portero”, la probabilidad seguiría siendo muy baja aunque se hiciese en su casa.
Por otro lado, un señor de esa edad que con 22 largometrajes a sus espaldas y con un hijo que parece ser que es “desarrollador de videojuegos”, necesita recurrir a una subvención que es la única de las destinadas al desarrollo de la cinematografía en España a las que puede acceder, como solicitante, cualquier ciudadano español sin mayores requerimientos. Creo que esto no habla muy bien del profesional en cuestión, y en este sentido no sé quien es más lamentable: él o el ICAA.
En fin, que para competir en esta subvención tienes que ser Clit Eastwood, o el caudillo Almodóvar. En definitiva una vergüenza, un timo y un auténtico robo de dinero público. Como ya comenté con anterioridad, véase “Acordes y desacuerdos” de Woddy Allen. En una secuencia describe un acto paralelo, como un timo deplorable. Donde un profesional altamente cualificado se presenta a un concurso público para sacar dinero.
El cine, además de un arte, es una industria, y si el bagaje de este señor es tal que su nombre no lo conoce ni su padre y los títulos de sus películas no los conoce ni su madre, me quiere usted decir ¿qué significa esto? Esto es robar, es decir, apropiarse indebidamente del dinero ajeno, en este caso con subterfugios, en perjuicio de otras personas que tal vez merecen una oportunidad y del beneficio que todos obtendríamos con el desarrollo de una obra de calidad cosa que éste no hace.
Un saludo, J. M. Mora
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