viernes, 28 de mayo de 2010

La Cúpula

Cádiz a 28 de Mayo de 2010

Alain Touraine, sociólogo, 84 años y reciente Premio Príncipe de Asturias en la categoría de Comunicación y Humanidades: “Puede suceder que la crisis no tenga fin”. “Creo que se advierten dos caminos. Una posibilidad es que la crisis no tenga fin, o que una crisis sea la antesala de la siguiente. De crisis en crisis llegaríamos a la total destrucción y a la catástrofe. Quede claro que este punto de vista no debe considerarse apocalíptico sino razonable”.

Es posible que no sea viable la recuperación paralelamente al mantenimiento en el tiempo de Cúpula de Barceló, y es que menudo bodrio, no digo yo que se te quiten las ganas de trabajar, sino de vivir del todo. Bien, vamos a ver, ¿Qué clase de intoxicación puede haber llevado al Señor Artista a impactar toda esa cantidad de engrudo en el techo de un edificio tan bonito? La verdad es que no lo sé, pero como se haya quitado allí la mascarilla tiene que haber cogido unos colocones de categoría.

Quedamos bajo la Cúpula, con Barceló; nos ponemos alrededor para que empiece a explicarnos el sentido de la obra en cuestión y con cierto disimulo latente le vamos dando collejas, suaves, no muchas, unas cuantas sólo. Y luego, no sé… habrá que clausurar el edificio definitivamente. El problema es el vandalismo encubierto que constituye, per se, la obra. Creo que he leído que él dice que es la pintura llevada a sus límites físicos, es decir, arte pictórico-físico, o sea, friqui total.

El Independentismo, Nacionalismo, Separatismo, que se da en ciertas regiones de nuestra Nación es una auténtica horterada propia de un país que procede de un pasado en el que su economía estaba basada fundamentalmente en la agricultura. La metáfora sería, alguien a quien le das la mano y te arranca el brazo a la altura del hombro, véase Quentin Tarantino. Es decir, el Independentismo demuestra una descarada falta de solidaridad para con la Unidad de la Nación española.

La Cúpula de Barceló no es la Pintura llevada a sus límites físicos sino a sus límites legales y éticos. Es un atentado contra los Derechos Humanos.

Un saludo, J.M. Mora

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