Cádiz a 25 de noviembre de 2010
En el mar amarillo
Asumiendo las características de su nación el gobierno de España tiene el deber de pronunciarse respecto del conflicto en el mar amarillo. Debe intervenir dando apoyo a EEUU con las acciones que fuesen necesarias en la medida de sus posibilidades y en defensa de la estabilidad internacional ante lo que supone una clara amenaza contra la libertad de un pueblo que no tiene otro delito que el de la vecindad con una familia mal sana que amenaza el equilibrio geopolítico.
Ceder ante el temor del psicópata armado, supone prescindir de nuestro rango de hombres libres, supone ser cómplices por omisión de ayuda a los ciudadanos norcoreanos oprimidos por el bestial régimen autocrático, supone vulnerar nuestra propia conciencia, nuestra ética y nuestra moral. Es una forma de cobardía absoluta y tan despreciable como cerrar los ojos ante la violencia de género. No pronunciarse con contundencia es hacer dejación de las funciones públicas.
Un saludo, J. M. Mora
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