Cádiz a 30 de noviembre de 2010
Yo tenía un camarada.
¡Nunca lo hallaré mejor!
Que en la gloriosa jornada
iba, firme la pisada,
al redoble del tambor.
¡Una bala, compañero!
¿Para quién de los dos es?
Era el dialogo postrero,
y bajo el plomo certero
cayó tendido a mis pies.
Hace un esfuerzo, y en vano,
quiere mi mano estrechar.
¡Duerme en paz, querido hermano!
La Patria quiere mi mano
para volver a atacar.
¡Gloria y victoria!
Con el cuerpo con el alma,
con las armas en la mano,
por la Patria.
Nuestros cantos, que vuelan,
el viento los lleva por ahí,
que en España, que en España,
empieza a amanecer.
Un saludo, J. M. Mora
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