Cádiz a 2 de Julio de 2010
Si por circunstancias tan improbables, como lo es que una mosca hinche un globo, la zona comprendida entre mis vértebras sacras y la articulación femorococcigea llegase a impactar por su cara posterior contra el dispositivo de asentamiento parlamentario, sito en el hemiciclo, creo que mi organismo sufriría la completa desintegración por el trascurso de veinte años sin abrir la boca. Aunque comprendo que no todos somos iguales, véase por ejemplo el cardo borriquero o el escarabajo pelotero.
No obstante, he oído un dicho popular, síntesis a las que no soy devoto, que dice que “la mancha de una mora con otra verde se quita”. ¿A qué quiero llegar?, me refiero a que dado el marco de ignominia política considero que si se le dice al Gobierno: “Ustedes han alcanzado el grado de vergüenza política”, no se está insultando a nadie, es una frase ambigua ante la que el gobierno podría contestar: “efectivamente tenemos mucha vergüenza política”, pero esto da igual, da igual lo que contesten.
El caso es que la palabra “vergüenza” sí la entiende la población en su mayoría, y como hoy vivimos en un estado redomadamente absurdo de interpretación semántica del lenguaje político, basta con añadir la palabra “vergüenza” al discurso de forma reiterada y ambigua para que este vocablo cale en la opinión de una sociedad que ya no sigue un orden semántico en la interpretación de las palabras sino meramente indígena. La palabra encajará en la realidad cognoscitiva por su propio peso.
Comprendo que es un subterfugio repugnante pero por eso hice referencia con anterioridad al dicho “la mancha de una mora con otra verde se quita”. Sólo hay que insistir en el vocablo a discreción, como una sonda, como un proyectil, como un misil, en tiempos discrecionales, se debe jugar con la ambigüedad de la inclusión del término en diferentes frases y contextos, y martillear el subconsciente embotado por la pornografía online y los eructos. Finalmente el casco se romperá.
También se pueden incluir otras palabras o frases como: Vómito o pecado original. Se puede advertir también sobre la posibilidad latente del vómito en escopeta social o pública, simultánea y recurrente.
Un saludo, J.M. Mora
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