sábado, 8 de enero de 2011

El Teniente Esquina

Cádiz a 8 de enero de 2010

La nenita es muy moderna, tiene poderío y es histérica; se gasta-hurta todo el dinero de los españoles porque no le duele. Nunca ha trabajado y no sabe lo que es eso. El dinero público no es de nadie, es del que lo coja. Ha desfondado las arcas públicas y nos ha endeudado a todos en aras de una modernidad infame que mata de hambre. Dibuja un panorama con molinos y mapas del clítoris volando, ella no roba, es que ella es "chachi" y lo vale.

Hoy, los tenderos lloran de desesperación y los bares agonizan. Mientras tanto, el Teniente Esquina, "borrachuzo" (avance de la vigésima tercera edición: 1. Que se embriaga habitualmente) y pendenciero hace guardia con una rebeca verde que le viene grande en cada homónima de cada pueblo, de cada ciudad. Sus "amigos" están en el Gobierno, aquellos que hurtan con impunidad e incitan al crimen: su gente.

Hoy se ha abierto la veda para la difamación y el chivatazo con carácter gubernamental como si no hubiese existido antes de igual modo. Cada movimiento del ejecutivo es un paso más hacia el abismo. Da la sensación de que fuese una estrategia fríamente calculada, pero no lo es. Es el fruto del obrar de aquellos que siguen la ideología de un ser que "vendió su alma al diablo" imbuido por la obra de un perturbado que recluido durante los últimos diez años de su vida en su propia casa se atrevió a criticar a la propia razón.

La historia se repite, o se quiere repetir y ésta no es otra que la del hurto, el robo, el vandalismo y el crimen organizado. El comportamiento de la sociedad sectarizada es un reflejo del de sus dirigentes. Cada cual en su campo de acción desea una sociedad corrupta y corruptible, éste es su modelo y todo lo demás son engaños y negaciones de la realidad. Desde la Alianza de las Civilizaciones hasta la energía sostenible, todo pura falsedad destinada a confundir a la opinión ciudadana mientras se vacía todo aquello susceptible de ser vaciado.

Quién podrá defender a un pueblo cuando las más altas instancias asumen al territorio de éste como un feudo prescindible, cuando la situación se torne insostenible.

Un saludo, J. M. Mora

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