Cádiz a 9 de febrero de 2011
Socialismo, si se puede llamar así a la forma de gobierno parasitario que padecemos hoy, es desgracia para todos excepto para aquellos bien situados, que pertrechados en sus estupendos despachos y sobrealimentados gracias a sus voluminosos sueldos se encargan de distorsionar la realidad presente, pasada y futura en beneficio propio.
El modelo de socialismo que se nos plantea es fascismo en estado puro, con el calificativo añadido de miserable, pues es fascismo conducir a la población al enfrentamiento mientras se aprovecha la situación de confrontación para el beneficio propio. Ésto no es ninguna conjetura sino un hecho que ha quedado registrado y expresado por el principal artífice del fenómeno, que como todos sabemos manifestó: "Sin problemas, lo que pasa es que yo creo que nos conviene que haya tensión".
Ante el estrés encontramos que su carácter connatural es el aumento de la tensión vascular, es un mecanismo de defensa del organismo que puede resultar beneficioso en su justa medida. Este es el problema principal del dirigente, la medida o la ausencia de control sobre ella, es decir, la desmedida. Efectivamente, se puede hablar de un estrés positivo cuando el resultado del mismo es beneficioso para el conjunto, sin embargo, nuestros resultados no pueden ser más desastrosos. Se diría que estamos siendo dirigidos por un auténtico demente.
El homínido socialista considera al parasitismo como algo bueno. No en vano su vida transcurre en esta actitud. "Bueno", es un argumento no válido para el adicto a la crítica de la razón: –¿Bueno, que es lo bueno?–. Parece ser que les cuesta aceptar que hay cosas buenas y malas, como también tienen dificultades para comprender qué es un ser humano. Con estas carencias difícilmente podremos dirigirnos hacia ningún buen destino.
El manchón ibérico, plagado hoy, y literalmente comido por las garrapatas adopta forma de enorme chinchorro europeo y esto se presenta hoy como un destino deseado por gente que no duda en despacharse, mediante el hurto, trozos a cual más indecente del pastel público.
"…Lo que no podía ser es que en España fuesen los camiones por una carreterita…" . De la "carreterita" pasamos al "carreterón" y del "carreterón" a la alta velocidad que es donde se trinca taco. –Ahora, lo de vivir, lo de trabajar, lo de comer, eso da igual–, teniendo un tren de alta velocidad ¿para qué quieres trabajar o alimentarte?
En el post titulado "Antecedentes patognomónicos del zapaterismo", se explicó sobradamente, –…para quien es la capa…–, cuales son los tics que definen la idiosincrasia del sujeto de análisis, cuales son sus argucias y cómo la resultante de las mismas sólo son beneficiosas para él mismo y de ahí que su condición pueda ser comparada certeramente con la del insecto que sólo produce perjuicios en el huésped.
Habla el mentecato, plagado de tics, en su afán ideólogo por encima de todo papado; de que a la derecha se le han agotado las ideas, y es un reclamo en realidad por no saber que hacer con la nave de la que hace tiempo debió haberse apeado. Pues bien, ahí van cuarto: 1. Alimentación; 2. Política de familia. 3. Control del fraude y 4. Austeridad.
¿Que se pueden desarrollar en quinientos folios estos cuatro puntos como pilares básicos de una sociedad que ha perdido su estado de derecho y que por tanto es una nao agujereada, sin remisión con y por este capitán, y darle el sobrenombre de programa de gobierno, sin duda, pero no es mi trabajo? o sí lo es, pero a mi lado no quiero parásitos.
Hoy, el manchón ibérico no necesita un programa de gobierno, necesita un "programa de gestión, ¡¡humano!!" y al unísono recuperar la estabilidad de las instituciones básicas que sustentan al propio estado y luego de recuperado el estado un programa de gobierno; pero hoy no hay ningún Gobierno ni Estado alguno que ser gobernado.
Un saludo, J. M. Mora
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