Cádiz a 8 de febrero de 2011
"Un Estado: La España de Franco"
"Una Patria, un Estado, un Caudillo." He aquí el lema. Y, en perfecta unanimidad añadimos todos: Una Patria, España. Un caudillo, Franco. Y en esto no hay la menor duda ni vacilación.
Una Patria, España. La que dio emperadores a Roma; descubrió, conquistó y civilizó un Mundo; la que ya salvó por dos veces –Granada, Lepanto– la civilización occidental de la barbarie asiática; la que, plena siempre de un ideal católico, es decir, universal y humano, se ha levantado ahora, en nombre del mundo entero, ¡aun de los que callan y la niegan!, contra el terrible peligro bolchevique, espantosa amenaza de predominio de los más sobre los mejores. Una Patria, España.
Y un Caudillo, Franco. En esto no cabe tampoco la sombra de una duda. Este hombre, verdaderamente grande, sin hinchazón; natural en lo extraordinario; habitual de la hazaña sin afectación ninguna; perfecto equilibrio de corazón y mente; fuerte y diestro en la acción; alto y claro en la idea, que sabe vencer y sonreír y convertir en tierras de pan el campo de la batalla acabada de ganar; apto para conducir, no sólo ejércitos, sino pueblos, es de tal modo consustancial con España –con nuestra España de hoy, más que militar militante toda en su moderna Cruzada del ideal–, que a nadie le ha ocurrido dudar de que Franco fuera el indiscutible caudillo de la nueva Reconquista. Y todos decimos unánimes: un caudillo, Franco.
…Ahora bien, el lema, completo, tiene tres miembros. Y de uno de ellos no damos explicación ninguna. Decimos simplemente: "un Estado", sin añadirle, como a los otros, la réplica correspondiente. Con lo cual dejamos en cierto modo claudicante o manca la exposición del trilema… ¿Prudente reserva ante la variedad de posibilidades, de modalidades, para la estructuración de ese Estado? ¿Indefinición íntima y general de "cómo" ha de ser, nacional o internacionalmente, la España que renace…? Pero nosotros sabemos ya muy bien que ese Estado ha de ser por el pronto necesariamente una cosa: el resultado de la conjugación de esa Patria, España, y ese Caudillo, Franco. ¿Por qué, pues, no decirlo así? ¿Por qué no declarar paladinamente: "Un Estado, la España de Franco"?
Notad que ello no prejuzga una estructura política, social, nacional ni internacional determinada (aunque algo pudiera columbrarse a través de muchas frases luminosas del Generalísimo). Y tampoco es cosa que introduzca ningún uso extraño, ni novedad caprichosa… Ahora mismo, lo que son, como Estados, Alemania e Italia, no se expresa mejor que diciendo: la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini.
Decididamente, invirtiendo un poco los términos, aquí habría que decir: "Una Patria, España. Un Caudillo, Franco. Un Estado, la España de Franco."
Y el lema quedaría perfecto. Y la verdad, "completamente" en su punto. –Manuel Machado. ABC. Sevilla, 13 de marzo de 1937
Díaz Plaja, F. (1975). Manuel Machado ensalza la figura de Franco, creador de una nueva España, en ABC. Sevilla, 13 de marzo de 1937. La España política del siglo XX, (177), Barcelona: Plaza y Janes, S. A.
Un saludo, J. M. Mora
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