lunes, 8 de octubre de 2018

UN ESTADO CONTRA EL PUEBLO

UN ESTADO CONTRA EL PUEBLO

El Estado español constituido contra el hombre en 1978 actúa con la estrategia propia de un ejército cuyo enemigo declarado es la nación española. Enarbolan el falso estandarte de la libertad, escudados en la demagogia democrática, neutralizando las conciencias adormecidas por la falsa esperanza de un futuro supranacional que, sin embargo, se nutre y agota las naciones menos fuertes en pro de una supremacía centroeuropea contaminada tras la caída del Muro de Berlín y, enferma desde mucho antes. A la vista de la deriva destructiva que nos somete, nos empobrece y nos extermina, considero necesario realizar una disección de la; abominable, arcaica y destructiva ideología socialdemócrata que se nos impone, tras el engaño consumado por la traición a los principios nacionales. Es lícito dinamitar la estructura liberticida del teatro político y mediático protagonizado por esta serie innumerable de; estafadores, corruptos, oligarcas y manipuladores tendenciosos que no muestran el menor aprecio ni por España ni por los españoles.

Se nos impone en su Disposición final, por Mandato, «cumplir y hacer cumplir esta Constitución», mientras que en el artículo primero se manifiesta que «España se constituye en un Estado social y democrático», es decir: socialdemócrata. Antesala del socialismo y éste del marxismo: la Socialdemocracia; una ideología que nace con la intención de preservar a toda costa la monarquía engañando al pueblo con la esperanza de las reformas. Su mecanismo de acción se basa en estrangular a la nación llevándola a condiciones de vida indignas: paro estructural, burbuja inmobiliaria, burbuja del alquiler, impuestos abusivos, recibo de la luz por las nubes, sueldos estancados y muy lejos de la media europea, inflación, enorme deuda externa, tasa de natalidad inexistente, agujero de población y sustitución de la misma por capital humano extranjero. Preparados para una posible revuelta social y, ante la inminencia de ésta, se sueltan algunas migajas del pastel, se hace alguna concesión; un nuevo partido que ilusione en vano a la masa, alguna mejora mínima, insuficiente e ineficaz para paliar el tremendo expolio, las aguas vuelven a su cauce y se continúa con el procedimiento de destrucción de la nación. Tal es el método que emplea la ideología denominada: Socialdemocracia. 

Es el alemán Lorenz von Stein quien introduce el concepto de Sozialstaat —Estado Social— al objeto de evitar la revuelta. En su obra destaca su Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el presente (1850)se enmarca en la Revolución Francesa—. El hilo conductor del Socialstaat es la reforma como vehículo que impedirá el ascenso de las clases sociales de estratos bajos, mediante la revolución, a través de la implantación de una «Monarquía Social».

Se puede deducir el interés que alberga la monarquía; no de instaurar en España un Estado —cosa que ya existía— sino, por mandato, constituir a España en un Estado Socialdemócrata, matiz bien distinto y crucial. Un estado que persigue de forma prioritaria la perpetuación de la realeza en su vida conspicua, mientras siembra muertas semillas de derecho social, que serán diseminadas adecuadamente en el tiempo, en pro de evitar el estallido popular; manteniendo así un estatus imperecedero que es contrario, por la ausencia de alternancia, al devenir evolutivo natural del hombre.

Ahora nos presentan a otro partido, como si no supiéramos que en España existen registrados cerca de cinco mil. El motivo de que estos aparezcan en el escenario no es otro que: son hijos de la casta, tal como los morados o los naranjas; ahora los verdes. Otra esperanza vana protagonizada por más hijos de… para seguir perdiendo el tiempo mientras una despiadada monarquía anti-española que nos impone la repugnante Socialdemocracia; nos engaña, nos estafa y nos extermina. En una reciente entrevista su presidente dice que «habrá que perder cuarenta años para arreglar esto, una generación». Este advenedizo, que se parece a Lenin, debe desconocer que una generación supone veinte años y no cuarenta, por lo tanto está hablando, ya antes de empezar, de perder dos generaciones más añadidas a las dos ya perdidas. Cuántas generaciones tienen que dejar perder estos politicastros leninistas con el aspecto de Satanás. 

Manifiestan que los estafadores de Ciutadans son la «ultraderecha franquista», pero no hay más que atender en honor de quién lleva ese nombre el partido naranja: Josep Tarradellas, de Esquerra Republicana de Cataluña, quien fue Presidente de la región en el exilio. O la nota de prensa en su propia página Web en la que su portavoz catalán señala que Tarradellas es su ejemplo y su guía. Patético el tremendo engaño y el embuste sin fin de estos repugnantes socialdemócratas.

La rotunda cobardía del afeminado ex-jemad morado trasluce su oculto anhelo: el impotente deseo de liderar un movimiento dictatorial de falsos y excluyentes proletarios. Progresistas calienta-sillas marxistas y masones, socialdemócratas al fin; hasta la médula embaucados por una coleta en el viento que les embriaga con su hedor. ¡Qué tremenda ineptitud la de este redomado fantoche uniformado! Teniendo ropas de gala y una larga trayectoria de ocupa en altos cargos de la Administración, financiación y medios de comunicación comprados, demuestra la incapacidad propia de los farsantes oportunistas temerosos de dar un giro de timón que nos conduzca a un nuevo régimen. Cualquier cosa sería mejor que la muerte lenta propiciada por el actual.

La Democracia, que es la miseria de la humanidad, basada en la aporía del gobierno del pueblo. El Marxismo, burla análoga e íntimamente ligada al absurdo democrático, fuente de inagotable sometimiento, destrucción y muerte. La Socialdemocracia, el engaño refinado y aristocrático por demás, que muestra el modo de mantener al pueblo sometido al objeto único de proteger los intereses de la monarquía y de su Corte. Ninguno de ellos da la cara o se presenta en el campo de batalla, permanecen escondidos, invulnerables, irresponsables e inviolables. Atajo de cobardes amantes de la doctrina de Whitman, justo es reconocer en el sinfín de demagogos tertulianos y fundamentalistas demócratas, habitantes de los mass media, su pluma.

Hacer pagar a estos ladrones y asesinos por sus crímenes no está al alcance de las manos de ningún partido político, es necesario un cambio de régimen diferente de este que tiene el poso del marxismo arraigado en sus más hondas entrañas.


J. M. Mora

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