sábado, 23 de abril de 2011

Lao-Tsê

Cádiz a 23 de abril de 2011

(Viejo maestro), filósofo chino (¿s. VI? a. J.C.). Su vida se conoce por algunos datos legendarios que recogió el historiador Szu-Machilíen, según el cual su verdadero apellido era Li (ciruelo) y su nombre Po-yang (blanco resplandor). Fue bibliotecario, cargo que tenía carácter sacerdotal, en la corte imperial de los Cheu. Según la tradición taoísta, hastiado de la decadencia de las costumbres de sus conciudadanos, se alejó para siempre en dirección a occidente, montado sobre un carabao azul. Al guardián de la frontera, seguidor suyo, le dejó como recuerdo el famoso tratado, en 5000 caracteres, titulado Tao Tê-king (Tratado sobre el "Tao" y el "Te", es decir, sobre el Supremo ser infalible, padre del mundo, y sobre la virtud moral, que hace al hombre prudente y esforzado). Posteriormente, los taoístas afirmaron que Lao-tsê partió hacia la India y que su doctrina había dado origen al budismo. El Tao Tê-king es un tratado sapiencial, que consta de 81 capítulos o esquemas de lecciones, en cada uno de los cuales se discute un principio doctrinal.


Algunas leyendas sostienen que la gestación de Laozi (Lao-Tsê o Laozi) requirió 81 años (la cantidad de capítulos que tiene su obra Dao De Jing) y cuando por fin nació, ya tenía el cabello blanco, arrugas en su rostro —propias de un anciano— y orejas bastante más grandes que las normales.

Su famosa obra, el Dào Dé Jing, ha tenido enorme influencia en China. Es un tratado místico que cubre muchas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas de buen gobierno.

Laozi enfatiza el "Dao" (Tao), traducido usualmente como "el Camino", y expande su significado para abarcar el orden innumerable, inmanente, del Universo. Destaca el concepto de wei-wu-wei, "acción a través de la inacción", que no significa permanecer inmóvil sin hacer nada, sino evitar las intenciones explícitas y la voluntad que obstaculiza la fluidez armónica de la naturaleza. Los fines pueden alcanzarse respetando las formas en que las cosas naturalmente crecen y decrecen; así, las acciones realizadas de acuerdo con el Tao son más fáciles y más productivas que aquellas que pretenden contrariarlo. Laozi creía que la violencia debe ser evitada y que la victoria militar es una ocasión de duelo debido a la necesidad de usar la fuerza contra otros seres vivientes. Sostenía también que el exceso de leyes y reglas hacen más difícil el manejo de la sociedad, ya que oprimen las libertades de los pueblos.

Como muchos otros pensadores chinos antiguos, sus explicaciones usan con frecuencia paradojas, analogías, apropiación de citas antiguas, repetición, simetría, rima y ritmo. Los escritos que se le atribuyen son poéticos, densos y frecuentemente crípticos, y sirven como punto de inicio para la meditación sobre el Cosmos o sobre uno mismo. Muchas de las teorías estéticas del arte chino se basan en sus ideas y en las de su más famoso continuador, Zhuang Zi.

Las enseñanzas de Lao-Tsé, y consecuentemente las de la Filosofía Taoísta, están basadas en el análisis de la Naturaleza en su más amplio sentido, con el fin de obtener el enfoque acerca del funcionamiento natural de la existencia, para determinar cuál es el Orden Natural de las cosas. Esta visión Universalista es la que Lao. Tsé toma como punto de partida para su tesis filosófica, analizando el funcionamiento dual de la naturaleza universal existente (Yin-Yang) para luego ahondar en conceptos más amplios acerca del origen cosmológico del Universo, y así determinar el funcionamiento fluido u Orden Natural con el cual las diferentes formas han ido mutando para perpetuar la continuidad de la existencia. Basándose en esto, Lao-Tsé determina cuál es el Orden Natural que los seres vivos, y principalmente el Hombre debe llevar a cabo para mejorar su existencia y avanzar hacia el continuo cambio en pos de la superación, explicando como es que al no seguir estas normas naturales, el hombre se ha descarriado de su armonía cósmica y ha generado sus propias calamidades por contradecir el ritmo natural y lo ha sustituido por ordenanzas y actitudes absolutistas, superficiales y dogmáticas que acabaron por desequilibrar a la humanidad, favoreciendo a sus clases dominantes a costa del infortunio de las clases inferiores.

Lao-Tsé utiliza simbolismo y alegorías en donde compara aspectos de la naturaleza para mostrar paralelismo con el comportamiento humano, algo característico de la Filosofía Taoísta y de otras corrientes de pensamiento orienta.

A raíz de estas observaciones cosmológicas y naturales, Lao-Tsé desarrolla diferentes conceptos filosóficos que pretenden explicar los aspectos más trascendentes de la vida de la humanidad, abarcando así toda clase de campos de estudio, desde la cosmología y sus explicaciones acerca del origen del Universo, hasta los aspectos de la vida diaria de la sociedad humana, como la sociología, la política, la economía y la religión.

La base del pensamiento cosmológico y filosófico de Lao-Tsé es el TAo, un concepto abstracto generalmente poco entendible y hasta malinterpretado por los occidentales, y orientales que desconocen los conceptos del pensamiento taoísta. La malinterpretación superficial y religiosa hace creer que el Tao es un dios o algún otro tipo de "entidad espiritual o suprema", pero en realidad Lao-Tsé describe al Tao como el origen de todo, la fuente primordial de todo lo existente, tanto lo físico como lo abstracto, por lo que define al Tao como un concepto superprofundo de unidad primordial que escapa a la idea fijista y mítica de un dios, un ser, o cualquier otra personificación, contrariamente, Lao-Tsé describe al Tao como abstracto, amorfo, intangible, inaudible e inasible, por lo que las posteriores formas de la naturaleza han surgido del Tao, y así también lo que carece de forma, por lo que el Tao no se describe como una de estas dos cosas, sino como la primordialidad neutra de la cual todo lo demás surge, siendo así el origen cosmológico y esencia de todo lo existente; y el concepto básico de la filosofía taoísta, pero no una sustancia vaporosa o un ser sobrenatural.

Un saludo, J. M. Mora

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