domingo, 17 de abril de 2011

Si la economía es un estado de ánimo, nuestra deuda es el chiste malo

 Cádiz a 18 de abril de 2011

"Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda". John Adams (1735-1826).

El trabajo es consustancial al hombre y a la vida. La vida, sin la aportación de esfuerzo se extingue. Esta es una máxima que trasciende al concepto de economía monetaria. No sin embargo, a la economía biológica. Por ejemplo, en bioquímica, se entiende que el ATP (Adenosín Trifosfato) es la unidad cuántica de energía. Se diría que el ATP es la unidad monetaria de la vida. Necesitamos ATP para realizar el esfuerzo, que se transforma en sustratos que nos permiten seguir vivos.

Esfuerzo, como el que desarrollamos para lavarnos los dientes o para respirar, para caminar, para masticar…etc. En una economía depredadora, sería además el esfuerzo que realizásemos para cazar o para tomar alimentos de la naturaleza, para curtir pieles y vestirnos, y para procrear. Antaño, durante el paso del paleolítico al neolítico (6.000 a. J. C.) se produjeron una serie de fenómenos, tales como la aparición de la agricultura y la ganadería, el sedentarismo o el intercambio de productos. En estas condiciones, más que de esfuerzo necesario para la vida, necesitamos hablar de trabajo.

Trasladados al escenario actual, podemos exclamar sin temor a equivocarnos que nuestro Gobierno, si se destaca por algo es por la generación de desempleo. En otras palabras y al hilo del argumento anterior se puede decir que la política de nuestro Gobierno nos está privando de la vida, es decir, no nos está sometiendo a una dictadura en la que la guillotina o la inyección letal sea el pan nuestro de cada día, pero sí nos está privando de que exista una continuidad de la misma.

Pongamos que la vida es un bien que el hombre posee. Para el mantenimiento de éste, es necesaria la realización de un esfuerzo. Instalados en una sociedad moderna, más que un esfuerzo, necesitamos de la realización de un trabajo. ¿Por qué? Porque la consecución de los elementos que nos son indispensables para desarrollar una vida de hombre moderno, nos ha llevado a la sistematización del esfuerzo y por lo tanto a la transformación de esta metodología de esfuerzo en trabajo. 

¿Qué es previsible que pudiese ocurrir a nivel de naciones en una sociedad globalizada? en nuestras sociedades globalizadas, podría ser presumible que aquellas naciones que son capaces de realizar un esfuerzo con mayor cualidad metodológica y por tanto sean capaces de ser más competitivos en los mercados, alcanzarán un mayor grado de riqueza y por lo tanto su vida estará garantizada en mayor medida que la de aquellos que poseen esta capacidad disminuida.

Recientemente hemos podido conocer, por los medios, que la economía china tiene previsto convertirse en breve en la primera potencia económica del mundo, y este es un hecho que en mi opinión tiene una transcendencia de futuro, quizá a corto plazo, importante. Hoy la deuda española, está en manos del Gobierno Chino por valor de 25.000 millones de euros, mientras que el total de la deuda es de 557.583 millones. Hoy China es el primer tenedor de deuda española.

Efectivamente, nuestro gobierno, habla de estado de ánimo cuando se refiere a la economía. ¿Pero, ha demostrado ser capaz de crear el "estado de ánimo" adecuado para desencadenar un repunte económico? La respuesta es que no, no ha demostrado poseer tal capacidad y no es previsible que alcance a poseerla.

"La democracia del mundo occidental es hoy la precursora del marxismo, el cual sería inconcebible sin ella. Es la democracia la que en primer término proporciona a esta peste mundial el campo propicio donde el mal se propaga después". Adolf Hitler

"Todo individuo trata de emplear su capital de tal forma que su producto tenga el mayor valor posible. Generalmente, ni trata de promover el interés público ni sabe cuánto lo está promoviendo. Lo único que busca es su propia seguridad, sólo su propia ganancia. Y al hacerlo, una mano invisible le lleva a promover un fin que no estaba en sus intenciones. Al buscar su propio interés, a menudo promueve el de la sociedad más eficazmente que si realmente pretendiera promoverlo". Adam Smith (1776).

Un saludo, J. M. Mora

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