lunes, 7 de marzo de 2011

Proyecto de discurso

Cádiz a 8 de marzo de 2011

El estado de la economía española es un estado de estancamiento y de regresión, y la causa de estos procesos se puede encontrar con facilidad, sin la necesidad de un análisis profundo, en la gestión política de nuestro actual Gobierno. 

Un Gobierno, que en el principio de su primera legislatura manifestó la necesidad de una Alianza de Civilizaciones, pero también un gobierno que se encargó de diseñar toda una estrategia propagandística, en muchos casos falseando u ocultando realidades históricas, destinada a la confrontación ciudadana.

Cabe preguntarse: ¿Qué es España, sino una Alianza de Civilizaciones? Y, sobre todo, ¿cuales eran los verdaderos objetivos tras estas manifestaciones iniciales si simultáneamente se dedicó a rescatar odios del pasado, a avivar discordias y a cargarlas nuevamente con argumentos de falso maniqueísmo?

En muchas ocasiones, se ha acusado a este gobierno de hacer manifestaciones y de tomar decisiones que han sido catalogadas de "buenistas", sin embargo yo quiero matizar que este calificativo que se ha dado a una determinada forma de hacer política no es del todo correcto, referido a nuestros dirigentes, sin el añadido de falso; es decir, se ha desarrollado una política de "falso buenismo".

"Falso buenísimo", porque no tiene sentido fomentar una Alianza de Civilizaciones cuando simultáneamente se confronta a la propia población de tu país que es cuna de la interacción de pueblos. Y sobre todo, porque ¿cuales son nuestras verdaderas intenciones, cual es nuestra verdadera idiosincrasia como individuo, cuando queremos manifestar internacionalmente la necesidad de una Alianza de Civilizaciones, mientras confrontamos a la población de nuestro propio país?

Creo que esta circunstancia contradictoria nos debe hacer reflexionar sobre la verdadera identidad de nuestro ejecutivo, y que debemos tener presente que si bien hoy los principales problemas de la gestión política que padecemos son la corrupción de todos los órdenes de la vida en sociedad y la mentira, esta última viene practicándose deliberada y premeditadamente desde el inicio de la primera legislatura del actual período político.

Es necesario comprender que España se embarcó en una nao con el capitán equivocado. Es necesario tener claro que la confusión, la continua cortina de humo, la confrontación y el disparate han sido las armas utilizadas por un ejecutivo que no ha tenido más interés que el suyo propio, y las consecuencias de esta conducta están a la luz de todos y se siguen manifestando con total impunidad cada día.

Para saber hacia donde nos dirigimos, es necesario saber en primer lugar de donde venimos. Debemos saber cual es el modelo de política que nos ha conducido hasta la actual situación. De esa forma podremos saber cuales son los errores que hemos cometido y cuales han sido las consecuencias de nuestros errores. Así, sabremos cual es la mejor solución y cual es el camino que nos devolverá más pronto que tarde a una senda de recuperación y de equilibrio social.

Posiblemente la falta de aceptación o de percepción de la realidad por parte del gobierno, durante mucho tiempo, en el sentido de negar la presencia de una situación de crisis; pueda tener un origen determinado, en parte, por la convulsión social que vivimos en el terreno de las comunicaciones que en ocasiones pueden producir ciertas distorsiones perceptivas. 

Éstos fenómenos son estudiados en la actualidad con respecto a los jóvenes estudiantes, de manera que se pretende determinar la afectación que sufren en cuanto a la percepción del mundo que les rodea como consecuencia del uso de las nuevas tecnologías que hoy forman parte integral de la vida de nuestras familias.

En cualquier caso los números cantan y la realidad económica se impone con crudeza en forma de incremento masivo del número de desempleados, familias que no llegan a fin de mes y recortes sociales de toda índole.

Quizá ante tiempos convulsos y ante circunstancias cambiantes los individuos más dotados o con mejor capacidad de adaptación sean los que logren solventar las dificultades y en definitiva aquellos capaces de sobrevivir. En nuestro caso, parece ser que nuestro ejecutivo a comprendido muy bien esta situación internacional y a sabido adaptarse extraordinariamente bien a ella, lo cual sería loable de no ser por que su proceso de adaptación a corrido a cargo de los presupuestos generales del estado y por ende a costa de los ciudadanos a quienes, por contra, se les ha otorgado un incremento de las dificultades.

Un saludo, J. M. Mora



        

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