viernes, 22 de mayo de 2020

CIEN HOMBRES BUENOS



   Acusan a la izquierda de ser antidemócrata, tal cosa no es cierta. La izquierda es; demócrata y antidemócrata, anticapitalista y capitalista, legal e ilegal, feminista de pose y machista de facto, comunista de proclama embaucadora y Oligarca y Plutócrata en la práctica de su gestión.

Acusan falsamente de genocidio, y son ellos los que lo han practicado, lo practican y lo practicarán, si nadie los detiene. La izquierda es, ha sido y será, cualquier cosa, con tal de alcanzar el poder. Su afán es el poder, por el poder mismo.

Acusan, los fundamentalistas de la democracia, a los hombres buenos de no hacer nada para impedir que el mal se extienda. Pero, la democracia es el establecimiento de unas normas, cuyo objetivo es que prevalezca siempre lo cuantitativo sobre lo cualitativo.

De actividad criminal, de organizaciones mafiosas, de genocidas; así deben ser consideradas las diferentes organizaciones políticas que, durante las últimas más de cuatro décadas, han dirigido la hecatombe; económica, social y moral que atenaza en la actualidad a la nación española.

Así, señaló los signos característicos de su corrupción, la trama sobre la que descansa...

AXIOMAS DE LA IDEOLOGÍA DEMOCRÁTICA

1. Que la democracia es el gobierno del pueblo: Es decir, que el pueblo se gobierna a sí mismo. Apelando a las bajas pasiones, el axioma ilógico, trata la subversión sediciosa de la masa. Si el pueblo se puede auto gobernar... ¿Por qué ha de gobernarte nadie? En la analogía marxista es; ¿Por qué nadie ha de tener más que tú? Ambas cuestiones, siguen un interés que dimana de la subsecuente sublevación y de la anarquía. Es, en sí, la perpetración del caos necesario, recabando instintos primarios, para que los sediciosos, perfectamente organizados, se alcen en una nueva estructura jerárquica, más opresora aún; dejando patente que la premisa ideológica: el gobierno del pueblo; es falsa.

2. Que la democracia es la libertad: Se relacionan, deliberadamente, los conceptos de democracia y libertad. Pero, la democracia es una imposición aritmética, que identifica a la mayoría con la libertad. En democracia, todo se reduce a una dualidad: el hombre libre frente al hombre que escoge al hombre. ¿Cómo se puede entonces afirmar que la democracia es la libertad, cuando se trata precisamente de todo lo contrario? Si identificásemos un objeto con determinada ideología, y otro objeto con la contraria, podríamos ser representados de esta forma. Sin embargo, el objeto, o su contrario, carecen de capacidades humanas. Por tanto, cuando optamos por una ideología, votamos a su representante, es decir, a un ser humano, y no es distinto elegir a un ser humano para ser esclavo que hacerlo para gobernar. La acción denigrante es que unos hombres se crean con derecho a elegir a otros hombres, por más que estos últimos se presenten voluntariamente al proceso, y que aquellos que desean ser algo determinado, no pueden serlo por si mismos, sino por la elección de los demás.

3. Que debe prevalecer el criterio de la mayoría: En nada influye la razón o el juicio a la hora de tomar una decisión, sino que esta será la preferida de la mayoría, sin entrar a valorar de qué mayoría se trata, a lo único que se da importancia es a que sean muchos. Según este criterio, pongamos por caso que sufrimos en la tierra una invasión de otro planeta con ánimo devastador de la humanidad y siendo muy superiores en número. Les otorgamos amablemente el derecho de sufragio y nos ajustamos al criterio de la mayoría. Aún cuando entremos en un proceso de extinción, como consecuencia de las medidas económicas del gobierno invasor, seguiremos defendiendo la democracia, porque en definitiva los extraterrestres forman parte del pueblo. Se comprenderá que es completamente absurdo basar las decisiones en el criterio de la mayoría, máxime en la actualidad española, en la que se constata una inversión de la tasa de natalidad, de modo que mueren más de los que nacen, fenómeno que no es puntual, sino que ha seguido esta dirección desde hace cuatro décadas.

4. Sobre el derecho de sufragio universal: El derecho de sufragio contiene dos derechos: activo y pasivo, es decir, a elegir y a ser elegido. Sin embargo, elegir significa escoger, que procede del latín, ex y coligeri, es decir, dejar fuera y tomar. Así, cuando elegimos, estamos realizando dos acciones simultáneas e indisociables; incluir y excluir. Y, ¿por qué razón hay que conceder a ningún ser humano el derecho de excluir a otro ser humano a través de su representante? La exclusión no debe ser un derecho autorizado, porque cuando esta se realiza en base a una superioridad aritmética, supone el colmo de la desigualdad, de la ausencia de libertad, de la injusticia y de la falta de humanidad; según la cual, el hombre, tiene derecho a defender su integridad física y mental, y su libertad de ser lo que desee ser, emancipado de la voluntad de la mayoría.

5. Que la democracia no es una ideología: Precisamente eludir que la democracia sea una ideología, es un principio básico del totalitarismo, por cuanto de este modo, se evita que sus axiomas puedan ser discutidos o puestos en duda. Si la democracia no es una ideología, no se trata de la imposición de la voluntad de nadie, sino de un constructo que existe por generación espontánea. Se llega incluso a comparar a la democracia, con una hortaliza a la que hay que regar a diario, para que no se marchite, como si se tratase de un fruto de la naturaleza, y no de una concatenación de ideas del hombre, es decir, de una metafísica creada por el hombre, que no tiene forma ni en la materia viva ni en la inerte, sino en la consciencia humana, y como tal, se trata de una ideología, y como ideología que es, debe ser necesariamente confrontada por otra ideología diferente, con diferentes postulados y principios que puedan liberar al ser humano del totalitarismo democrático.

6. Renuncia al derecho de ser a favor del derecho de sufragio: Benjamin Franklin, considerado padre fundador de los Estados Unidos, a pesar de no ser firmante de la Declaración de Independencia, tiene dos frases claras: «La democracia, son dos lobos y un cordero votando para decidir que se va a comer, y la libertad, es el cordero, bien armado, impugnando la votación». Y, «Aquellos que renunciarían a una libertad esencial, para comprar un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad, y acabarán perdiendo ambas». Y qué mayor libertad esencial que la de ser, el ser, lo que cada cual desee ser, emancipado de la voluntad de los demás, dentro de la moralidad, y por lo tanto no limitado en su libre albedrío por la decisión mayoritaria de quiénes se arrogan el derecho de elegir.

7. Que la democracia es el establecimiento de unas normas para el diálogo con cualquier planteamiento ideológico: Efectivamente, se trata, entre otras cosas, del establecimiento de unas normas para el diálogo, claro que siempre dejando aparte cualquier exposición que se oponga a los axiomas democráticos. En este sentido, resulta muy ilustrativa la frase de un destacado comentarista político habitual de programas de televisión, en la que dice literalmente: «...Todas las ideas, en democracia, son defendibles aunque no sean razonables, y es la democracia la que impide que aquellas ideas que atentan contra la propia democracia no progresen». Es decir, que según este fundamentalista de la ideología democrática, si un ser humano se halla sistemática y objetivamente excluido, vejado, ultrajado y vilipendiado, merced a decisiones mayoritarias, está imposibilitado para defenderse, puesto que por más argumentos que exponga acusando al régimen democrático de su desdicha, su voz quedará ahogada por la voluntad de la masa. Y a esto se le llama el establecimiento de unas normas de diálogo. Pero se trata de un diálogo estéril, puesto que se incluye dentro de un marco axiomático que restringe la libertad esencial del ser humano a defender su propia integridad, obligándolo a someterse a la decisión de la mayoría, aún cuando esta vaya en contra de su propia existencia.

8. Que la democracia es la igualdad: La naturaleza hace a los hombres diferentes, es la naturaleza la qué determina las habilidades de defensa que permiten la supervivencia de los hombres, de modo que si hay seres humanos que poseen habilidades que superan a las de otros, estos otros poseen la ventaja de ser más numerosos, quedando compensado de este modo el devenir de la existencia de todos, sin embargo, la imposición axiomatica profesada en la ideología democrática, que obliga a la prevalencia de lo cuantitativo sobre lo cualitativo, es en esencia el establecimiento de la desigualdad de derecho, por cuanto que aquellos que son menos, deberán someterse a la voluntad de los mayoritarios, produciéndose la indefension de los que no son culpables ni de ser menos numerosos, ni de poseer ciertas habilidades de supervivencia, dado que estas características han sido establecidas por la propia naturaleza. Todos nacemos con unas circunstancias dadas, y el hecho de nacer es en sí mismo la igualdad. La desigualdad la establece el hombre, cuando otorga ventajas adicionales y artificiales a quienes han nacido con la característica involuntaria de ser más numerosos.

9. Que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia: Se trata del colmo del fundamentalismo, en el que no solo se establecen unos axiomas, sino que a pesar de que no admiten discusión sobre los mismos, se pretende que los problemas de este sistema: injusto, irracional, totalitario y genocida, se van a solucionar con más de lo mismo, es decir, implementando aún más sus postulados y por tanto las consecuencias perniciosas de los mismos.

10. Que la democracia ha evolucionado mucho: Desde Pericles, suponen que la democracia ha evolucionado mucho, sin embargo, lo que está en el origen, permanece. En el origen de la democracia está la desigualdad, está la esclavitud, está la discriminación y tantos otros perjuicios. En cuanto a esta teórica evolución, baste decir que, en los Estados Unidos, los esclavos no fueron liberados de su condición hasta finales del siglo XX, dado que a pesar de que la supresión de la esclavitud se produjo en la segunda mitad del siglo XIX, mediante una guerra de 4 años y no por medios democráticos, esta fue sustituida por el comienzo de las leyes de segregación. Adicionalmente, se arrogan, los ideologos del fundamentalismo democrático, la exclusiva de la capacidad de evolucionar, negándosela a todo aquel que no comulgue con sus postulados y a quienes consideran cavernícolas.


JM Mora

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