martes, 12 de abril de 2011

La fascinante historia del queso manchego, el secularismo, el laicismo y la modernidad

Cádiz a 13 de abril de 2011

Pitágoras de Samos, siglo VI a. C., afirmaba que todo era matemáticas. Se mostraba seguro de que las almas eran inmortales y transmigraban, y que conseguían su pureza a través del conocimiento y una serie de prohibiciones. Creía firmemente que había habitado en otros cuerpos humanos de épocas anteriores. Protestó contra la imagen de los dioses trazada por la mitología, marcando el comienzo de una época nueva en la religión griega. Enseñó la existencia de un único Dios que mantiene el mundo unido en la justicia. Este Dios no piensa de manera humana ni tiene forma humana. Su cuerpo era una esfera y la divinidad se manifestaba en el movimiento circular del fuego de los astros. De él se creía que oía voces sobrenaturales, podía encantar a los animales y obrar milagros. Entre la jerga de filósofos se llegó a especular con su estado mental hasta el punto de ser considerado un loco.

Hablando de locos, quiero comentar que; antes de que fuese remodelada la biblioteca del Hospital Universitario Puerta del Mar, hecho ocurrido recientemente. Había una serie de libros, ahora en paradero desconocido, que poseían la extraordinaria e inconmensurable riqueza que adquieren con el tiempo los libros antiguos. En uno de ellos, sobre técnicas de aplicación ante las intervenciones quirúrgicas, se narraba en el prefacio, una singular anécdota que intentaré narrar como está en mis recuerdos ya que el acceso al mismo ha quedado prohibido, dada la incapacidad del hombre moderno de hacer tangible lo que no existe.

En ella, se contaba que en un hospital, un médico, había adoptado una serie de medidas de asepsia que los estudiantes universitarios debían poner en práctica. Estas medidas fueron interpretadas como exageradas y sin argumento sólido. Como consecuencia de ello, el médico, fue tomado por perturbado mental y marginado por el propio personal universitario, de hecho murió loco y abandonado de todos.

La cosa, es que el hombre pensaba que los estudiantes universitarios hacían un recorrido, seguidos por su itinerario pedagógico, en el que brindaban su presencia en la sección de cadáveres, cuyos estados habían sido alcanzados desde diferentes etiologías. Manipulaban los cuerpos sin vida, dentro de sus ensayos programados. Seguidamente, concluidas estas clases, pasaban a la sección de maternidad y del mismo modo realizaban allí sus prácticas, en este caso con seres humanos vivos.

Inspeccionaban vaginas y cuellos de útero, heridas y mucosas. De alguna manera, nuestro médico pensó que estos mismos estudiantes eran los que transmitían el mal que permanecía en los cadáveres, a los pacientes vivos. Nadie le creyó, todos pensaron que era una mamarrachada y que estaba majareta. Empero, nuestro médico obligó a mantener estas medidas de asepsia mientras pudo. Una vez loco y muerto, todos se dieron cuenta de que el índice de mortalidad disminuía muy notablemente toda vez que se ponían en práctica las medidas higiénicas indicadas por el médico.

Sin especial interés reduccionista, quiero manifestar que si hubiésemos conservado esos libros antiguos del hospital podría narrar mejor la historia, pero ahora sólo está en mis recuerdos. Puedo comprobar que hoy todos los libros, en la biblioteca, son muy modernos; de hecho son los únicos que se han salvado. Quiero decir que antes también estaban allí. Vamos, que no se han sustituido libros viejos por nuevos, simplemente, se ha prescindido de los viejos. Como se ha prescindido de los quesos curados, y cuando digo curados quiero decir curados; de los supermercados de los barrios. Y, ¿Qué se puede esperar de una juventud que no ha comido en su vida ni un trocito chiquitito de queso curado, pero curado curado, no curado de esos que dicen: curado, pero que si eso es queso curado, vamos que eso de curado no tiene nada.

Por divagar un poco: Siempre he pensado que la recuperación económica ya no de Expaña sino del sistema, es inviable con el mantenimiento en el tiempo de la Cúpula de Barceló. Y cuando digo sistema me refiero al solar. Por otro lado, creo que fue una decisión acertada incluir en cada escaño un pc, por si alguien tiene que poner algún email o algo. Afortunadamente, el cambio de los micrófonos de la tribuna de oradores en el hemiciclo, al otro lado de la celda, no se mantuvo, para regocijo de las almas que encuentran satisfacción en la belleza de lo clásico, de lo justo y necesario.

Volviendo al tema central, que no es la matemática, sino la modernidad como destino. Quiero decir que todo este trozo anterior que acabo de argumentar no hubiese sido posible hacerlo de no haber existido ese libro antiguo. Ahora ya no existe y tampoco su rico contenido. Quizá alguien no esté de acuerdo pero pienso que la biblioteca era infinitamente más rica, antes con todos sus libros, los nuevos y los viejos. Encuentro en el deseo vehemente de consagrarse, en un sentido laico, a la modernidad, como destino, prescindiendo de lo antiguo, sea cuestionable o no lo sea, una horterada grande, sin ánimo ofensivo alguno.

Me parece que se puede, en todo caso, si la "modernidad" fuese un destino, hacer un gran favor a la misma conservando las tradiciones, lo viejo, todo aquello que enriquece el conocimiento humano, todo aquello que nos permite mirarnos en el espejo del tiempo para rectificar nuestros errores. No creo en el avance, en la evolución, a expensas de la destrucción de lo preexistente, ya sean bienes tangibles o creencias. De hecho vislumbro cierto contenido intrínsecamente perverso en esta forma de pensamiento y considero que la realidad, por discutible que pueda ser este concepto; o bien, llamemos a la realidad: hambre, se manifiesta implacable ante la aplicación de este tipo de doctrinas eminentemente izquierdistas o centro-izquierdistas o de izquierda radical.

Muy recientemente se ha podido leer en el medio, esto: "La ética individual, la que conduce a cada uno a la virtud, al bien, a la felicidad o a la salvación, sea religiosa o laica, queda al margen de la construcción social y de los fines de la política y del Derecho, puede tener una extensión social pero no es elemento relevante para la formación de los mecanismos de decisión que orientarán el desarrollo de las sociedades modernas".

Más allá de palos o de no palos, que bien hubiese podido haber utilizado la expresión garrote o palo con una piedra gorda o tronco con pinchos: Se ve que el hombre se encuentra en franco proceso de modernización; esta parte de la expulsión literaria me parece la más "relevante" aunque solo sea por la posibilidad de que pudiese contribuir en su calidad de signo, que no de síntoma, a la determinación de que tal calidad expulsiva pudiese ser indicativa de algún trastorno patológico de origen isquémico, o bien, a alguna malformación congénita de carácter hereditario, en el caso de que debiese adoptarse como conclusión, que el párrafo per sé, tiene el mismo sentido que el que pudiera tener, pongo por caso, el de que un neonato recién recibido por las manos de la matrona fuese directamente obsequiado con una soga al cuello y colgado de la lámpara sobre su madre sobrecogida.

La intrínseca perversión, radica en que leído el párrafo subrayado, fuera de su contexto, y analizado literalmente en lo que se expresa desde una gramática y semántica racional, puede tener un sentido, que es contrario al que tiene incrustado en el texto completo. En el primer caso supone el aserto de que es razonable pensar que una administración no puede legislar para cada una de las individualidades éticas de los integrantes de un conjunto humano por su evidente imposibilidad material. Por tanto este modelo, es de perogrullo que sería inviable en el contexto de la "construcción social y de los fines de la política y el derecho".

Empero, en su contexto, tomado el panorama de la frase inicial donde se dice que: "la ética individual, la que conduce a cada uno a la virtud, al bien, a la felicidad o a la salvación, sea religiosa o laica", desde un plano superior, es decir, desde una visión de un pensamiento ético, moral, religioso o laico, conjunto; resulta contradictorio con lo que en definitiva expresa finalmente a modo de conclusión utilizando palos al final de la breve obra literaria; y una doble contradicción de hecho cuando a pesar de señalar en la frase "religiosa o laica" finalmente se aclara que no que se refiere a la religión, como el problema a exterminar.

En fin, pretender darle un sentido lógico a esto no es tarea fácil, pues de hecho tal sentido, apenas queda aclarado finalmente con la aplicación de palos. La bondad, nos debe conducir a apreciar estas palabras en su calidad de mirada hacia el pasado. Podemos utilizarlas como si nos mirásemos en el espejo del tiempo y nos viésemos en las cavernas, oteando el horizonte, hacia el vacío tosco e inmisericorde de los charcos, de las garrotas y de las violaciones y asesinatos a puros mordiscos y entre ellos, sujetos que pretenden adueñarse de nuestras guaridas, donde rezamos a un fémur cruzado con un triste húmero sobre la pared; que nos quieren contar que no debemos dejar la guarida en herencia a nuestros hijos pero que la desean para los suyos.

Para finalizar, un recuerdo sobrecogedor: Veamos algún ejemplo de la aplicación de las doctrinas izquierdistas:

Iosif Stalin fue el máximo líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y del Partido Comunista de la Unión Soviética desde mediados de los años 1920 hasta su muerte en 1953. A la etapa histórica de Stalin se la llamó estalinismo. Dirigió la construcción del socialismo en la URSS, que pasó de ser un país rural a una potencia industrial. El nivel de vida de la población se elevó. En contraparte, dirigió un régimen represivo de la población, caracterizado por la presencia de campos de trabajo, campañas de represión política, y deportaciones. Diversos historiadores estiman que las víctimas del régimen de Stalin oscilan entre 4 y 60 millones de muertos, otros elevan la cifra hasta los 120 millones de muertos. De hecho se puede considerar el mayor asesino de la historia superando al propio Adolf Hitler, quien al frente del nacional socialismo alemán, imbuido de una interminable serie de mamarrachadas modernistas que perseguían un ignominioso fin supremo, pretendía elevar la condición humana al carácter de mito o de dioses sobre la tierra.

Un saludo J. M. Mora

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